domingo, septiembre 06, 2009

las mentiras de mi madre

quería escribir sobre la cuchara, y otras tres cositas más que estaba pensando cuando me levanté...ah...sobre Versalles, que dejé de ir al Louvre, porque no tenía tiempo, preferí, Versalles, me equivoqué...o no, los dos necesitan días, días, y días, y horas y horas, y horas...son inmensamente, inconmensurablemente tristes, muy tristes, te llevan muy atrás en el tiempo, y ninguna escalera hacia hoy, sí, quizás, las otras personas que están allí, buscando lo mismo, y sacándose fotos, quieren entender que es importante, estar allí, es importante, no saben porqué, pero es importante, le vendieron la excursión, le dijeron cómo si vas a París, no vas a ir al Louvre, y no fui, porque no compré ninguna excursión, entonces no quería estar con esa gente que buscaba maravillarse y que haciéndose los distraídos sacan un pochoclo del bolsillo, no, quería encontrarlo a Bradbury que dice que sólo 90 minutos se puede estar en el Louvre, y después hay que huir, ves?, no los tenía...que vi Modigliani, me encantó...García, se me representó Modigliani, maravilloso viaje, por Montmartre, por Picasso, por Jeanne, su bella amada-esposa, maravilloso...ya no sé cómo es Modigliani, pero García, puede ser perfectamente, elegante, cálido, amante, exquisito, sensible, enojado, odiando a los burgueses, desafiando a Picasso, paralizando a Picasso, con su gesto, sensible...y dispuesto a mirar hacia otro lado, que lo vuelva a inquietar, y libre, (no estúpidamente como se tiene hoy la idea de libertad, que la libertad es no tener compromisos...ah...me hacen reír...) y el chico que se enamoró de mí, una vez, con sus 17 años llenos de gozo y admiración, y se compró un diccionario, y andaba por la mitad, leyéndolo...porque me veía con libros, y él iba a la fábrica...y nunca pude olvidar a ese chico, carita roja...cabellito rubio, ojitos muy celestes, y viajaba en el mismo micro, todos los días, todos los días antes de bajar a la entrada de la ciudad, me decía buen día...
y la cuchara, ah...la cuchara y esa idea de ahorro, que trataba de inculcarnos, y un día saqué una cuchara grande para revolver el café, y me dijo: Cómo la grande, si está la chiquita, o yo pensé que era para ahorrar...

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