lunes, enero 15, 2007

lo prometido... Irena y Josef.

Un día en el aeropuerto de París, una vez pasado el control de la Policía, Irena fue a sentarse a la sala de espera. En el banco de enfrente vio a un hombre y, tras dos segundos de incertidumbre y sorpresa, lo reconoció. En plena agitación, esperó a que sus miradas se cruzaran y entonces sonrió. Él también sonrió e inclinó ligeramente la cabeza. Ella se levantó y fue hacia él, que se levantó a su vez.
-Nos conocimos en Praga, ¿verdad? -le dijo ella en checo- ¿Te acuerdas de mí?
-Naturalmente.
-Te he reconocido enseguida. No has cambiado nada.
-Exageras un poco, ¿no?
-No, no. Estás como antes. Dios mío, ¡queda todo tan lejos! -Luego, riéndose- ¡Te agradezco que me reconozcas! -Y enseguida-: ¿Has estado todo este tiempo allá?
-No.
-¿Has emigrado?
-Si.
-Y ¿dónde has vivido?¿En Francia?
-No
Ella suspiró:
-Imagínate que hubieras vivido en Francia y que sólo nos hubiéramos encontrado hoy...
-Estoy de paso en París de pura casualidad. Vivo en Dinamarca, ¿y tú?
-Aquí, en París. ¡Dios mío! No puedo creerlo. ¿Cómo te ha ido durante todo este tiempo? Has podido ejercer tu profesión?
-Si, ¿y tú?
-Tuve que ejercer al menos siete.
-No te pregunto cuántos hombres habrás tenido.
-No, no me lo preguntes.Te prometo que yo tampoco te haré ese tipo de preguntas.
-Y ahora? ¿Has regresado?
-No del todo. Conservo mi apartamento en París. ¿Y tú?
-Yo tampoco.
-Pero volverás allá a menudo.
-No. Es la primera vez -dijo él.
-Conque has tardado bastante...¡No te has dado ninguna prisa!
-No.
-No tienes ningún compromiso en Bohemia?
-Soy un hombre absolutamente libre.
Dijo esto pausadamente y con un deje de melancolía que a ella no se le escapó.
En el avión, a ella le tocó un asiento en la parte delantera del pasillo y se volvió muchas veces para mirarle. Jamás había olvidado aquel lejano encuentro con él. Fue en Praga, ella había ido con un grupo de amigos a un bar y él, que era amigo de amigos, no había dejado de mirarla. Una historia de amor truncada antes de que empezara. Ella lo había sentido y le quedó como una llaga jamás curada.
En dos ocasiones él fue a apoyarse en su asiento junto al pasillo para continuar la conversación. Ella se enteró entonces de que él sólo pasaría en Bohemia tres o cuatro días y, además en una ciudad de provincias, para ver a su familia. Lo lamentó.¿No iba a quedarse ni un día en Praga? Sí, tal vez, uno o dos días antes de volver a Dinamarca. ¿Podrían verse? Sería simpático volver a verse. Él le dio el nombre del hotel donde estaría alojado en la ciudad de provincias.

También él se alegraba de ese encuentro; ella se mostraba amistosa, coqueta y agradable, guapa a los cuarenta, y él no tenía ni idea de quién era. Suele ser molesto decirle a una persona que no te acuerdas de ella, pero esta vez era doblemente molesto, porque no es que la hubiera olvidado, sino que ni siquiera la reconocía. Y confesarle algo así a una mujer es una trastada de la que él no se veía capaz. Por otra parte, había entendido muy rápido que la desconocida no podría saber si él la recordaba o no y que nada era más fácil que conversar con ella. Pero en el momento en que prometieron volver a verse y ella quiso darle su número de teléfono, se había sentido incómodo: ¿cómo iba a llamar a alguien cuyo nombre desconocía? Sin dar explicaciones, él le había dicho que prefería que le llamara ella y le había pedido que anotara el número de su hotel en la ciudad de provincias.

Este tema quedó inconcluso, allá por noviembre? Era prometedor, y sin embargo carece de todo interés para mí, hoy. No debiéramos dejar tareas inconclusas?. No hallo un modo de rescatarlo...

Intento comprender a Göethe, que demoró 50 años en finalizar el Fausto. Cuántas personas diferentes escribieron ese libro?. Quizás en eso consistió la celebridad, haber desafiado el tiempo y lograr su objetivo?

Sin embargo, también comprendo, que si aquí, en Madreselva, surgieron otros temas, alguna presencia ejercía...esta Ítaca, este Ulises, esta Irena...un "hilo conductor"...?
...puedo escribir, porque por allá atrás está esperando un final ese análisis...?
Y es quizás temible, por ello mismo. Si finaliza, el temor se yergue en forma de carencia.

Quizás Göethe, se enamoró del Fausto, y decidió dedicarle toda su vida. El Fausto abierto, sin final, pudo haber sido ese "hilo conductor".

Cuando Jesse (Ethan Hawke) está presentando su libro, lo interrogan acerca del próximo...qué tiene pensado escribir... en el gesto y el silencio, algo de esto que intento decir no encuentra la palabra.







1 Comments:

Blogger elmismo said...

liiiiiiiiindo...

4:38 a. m.  

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