carta íntima

como no puedo llamarte, porque quizás ya estés almorzando con tu familia, porque ya hablamos por teléfono y a qué viene que "llame de nuevo", porque desde que dejamos de hablar (por teléfono) no he hecho otra cosa que pensar alegremente, sin sopores, sin ese "pegoteo pastoso" como definiste mi vivencia de las "fiestas" y que según tu decir: tanto rechazo. Porque definís mis emociones mucho antes y después que suceden. Nomás que porque las viejas y desagradables se salen de sus sitios, desprovistas de esa carga pastosa y aparecen las nuevas: sol y risas.

Porque, claro, a qué molestarse en visitarnos, si tenemos el móvil, el fijo, el colectivo que no tomo para ir a tu casa, ni das vuelta la llave de tu auto para venir a la mía. Porque estamos tan cerca que para qué...que cuando niños, ir a tu casa, era toda una aventura. Salir y caminar. En nuestro pueblo blanco, de qué otro modo?¿?

Nada de comodidades absurdas, ni lavarropas, ni procesadoras, ni teléfonos, nosotros éramos todo eso junto, lava ropas, procesadora, móvil, teléfono, y blog...

(Qué bueno que se me rompió el lavarropas...!!).

quería decirte esto y que entonces el tiempo...

el tiempo es una pérdida de tiempo?¿?