la charla trivial
"...si son malos los habitantes del país en que vives, evita su compañía. Si quieren obligarte a unirte a ellos, abandona el país, aunque tengas que ir al desierto..."
Maimónides.
estoy sospechando que nos estamos quedando solos.
Recordar a modo de ilustración, un tiempo en que habida una vivienda, una caminata, un bar, un sitio, producido el encuentro, la alegría como sentimiento en la inmediatez, hoy lo sé: lo más parecido a la felicidad, seguro lo era.
No hay encuentro entre dos personas que no tenga alguna consecuencia para ambas.
Estoy sospechando que el encuentro como concepto está sufriendo una crisis.
Ese encuentro, libre, casual, espontáneo, está en crisis.
Cada vez me asalta más la idea, que no me interesan los encuentros, no salgo modificada para bien, de ellos. Si para no aburrirme hablo, en la intención de ser quizás el hilo conductor hacia alguna temática, que nos sorprenda, me voy vaciando como un florero al que ya se le han retirado las flores.
Si el otro habla, me suena a que algo interesante no está por decir. Ese algo que me modifique. El otro en su alteridad, ya es el cambio. Entonces estoy deseando un encuentro donde nadie hable, que no haya necesidad de decir nada, de ir como me gustaba tanto, sentados en el tren, la última leída a la página de historia, sin pensar en el otro, porque estaba allí, y mañana volvería a estar. Como los hermanos que no necesitan hablar, pues están en sus juegos paralelos, cada uno atiende su juego, el antón pirulero.
Tan atrás hay que ir...
Desde que el mundo es mundo, no fue cosa fácil que alguien bajara juego, acerca de las cuestiones de su vida, de su intimidad, de sus posturas ideológicas. Si bien las charlas exploratorias, eran esa oportunidad de ofrecer y recibir una señal, señal de confiabilidad. Es todo lo que se necesita. No más.
(el principito y el zorro)
Traducción a un hoy:
Conversación tipo con una amiga contemporánea:
- Tomamos un café? (demoro en dar una respuesta)
- Bueno. (acudo con la expectativa de un cambio zás...)
- Cómo va?
- Qué hacés?
- Qué hice? bueno, me levanté, tomé unos mates, después me acordé que me faltaba atún, tenía pensado hacer unos..., fui al mercado, volví, me puse a hacer unas cositas, y de nada se me fue la mañana.
( y a mí, se me está yendo la vida en esta conversación....)
Etiquetas: dudas y miedos
5 Comments:
Bueno. Los encuentros pueden estar bien o mal, claro, depende de la forma en que acaben. No creo que haya que negarse como principio, nunca sabes lo que puede pasar,
Saludos
jamás negarse...jamás Nat...es el principio básico de la vida, la vida sin encuentros es la mismísima lokura.
Qué alegría verte!!. Es bellísimo. (no sabés la gente que me estará tratando de loka, porque me encuentro contigo...)
:)
dice una vieja cancion..."No se porque, la alegria de los viejos amigos no me divierte hoy Nadie comprende que".....digo yo es una pena
cómo entiendo esta situación, la de estar quedándonos solos en las grandes y anónimas ciudades, no más clubes, no?, digo espacios de encuentro.
me gustó el metro como espacio de encuentro
Yuxssss....ya no divierte no?Aunque no se persiga como único fin el divertirse, estar juntos sería mucho pedir? "Estoy con vos, para que no se note que estoy solo". Como principio de salir de la soledad, no está mal, pero qué pasó con las antenitas que nos conectaban con el otro. No hay brillito en los ojos.
Ahh...caramelo, acá no hay metro!!!
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