la navidad y las neules

son artesanales, las fabrican en un sólo sitio en Rosario, y no sé bien cómo fui a dar con ellas, en una verdulería/almacén de la cuadra, mientras esperaba mi turno, las vi, había dos paquetes, atraparon mi atención, con un moñito rojo, el estilo no tiene que ver con la época, la bolsa, el moñito rojo..., el señor me contó la historia, que hace muchos años, (siglo pasado, mediados) existía la casa, venta al público, mientras señala la marca en la bolsa, donde las elaboraban, ahora ya no está, sólo venden a los comercios, la máquina con la que las fabrican, tiene 120 años, ...que las puedo rellenar con crema de almendras o crema bonobon, y que son exquisitas, y ...que él para la nochebuena....mientras las ponía en una bolsa diferente, para que no se rompan.
tenía un vago recuerdo, de las colectividades, en el stand de Catalunya, un señor manejaba unas máquinas de hierro, estuve bastante rato mirando cómo hacía esos barquillos, que acompañaban la crema catalana. Como único postre: la catalana y las neules, en pañuelitos y en tubitos.
ayer vino una niña catalana a visitarnos, sin saberlo las había comprado, le ofrecí, y se maravilló, habló del sabor, del suave sabor a limón, la textura..En una fiesta de neules, budín de nueces y frutas, horneado unas horas antes, la infusión Safari, de chocolate, que la muchacha catalana, sabiendo de mi gusto por las infusiones, me había regalado, pasamos la tarde, recorrimos Europa, en imágenes del pasado, reciente, remoto, pronósticos, futuro, economía, arte...
y sigue hoy
volví del señor, al almacén/verdulería/almacén, por nuevas neules, de nuevo había dos paquetes, en la caja marrón de cartón, el señor acompañó el saludo con mirada complacida y cómplice al verme frente a la caja de neules, mientras atendía en un sobreactuado distraído: -qué más... a otras personas, me dio las frutas la esposa y esperé a perdirle las neules a él, por el ritual, que las colocara en la bolsa especial, y ahora me habló de los cuidados, que hay que dejarlas en la oscuridad, bien oscuro para que no tomen humedad (?¿?)
a la esposa le había contado que volví a comprar las neules, que me habían gustado mucho, que son exquisitas...exquisitas, enfaticé…
el esposo me había contado que ellos, para la navidad:
- la ensalada de frutas: una capa de ananá, una de (otra fruta que no recuerdo), una capa de arándanos, helado de crema, y las neules. (no las nombraba, nunca las nombró, habló de ellas…) Con gestos me invitaba a imaginar una navidad, con protagonistas: las neules, al menos en la casa de ellos… , es que una navidad...(sin neules), no hay navidad,
el grito de su esposa interrumpió el monólogo:

- podríamos llevar un paquete nosotros, para probarla.

- ya tenemos tres, (paquetes guardados) no uno...
(muchos no somos…agregó él, no teniendo nada que ver con la conversación), y un viento frío sobre la mesa enorme y la gran ensalada que ellos..., y que de ningún modo podría nadie imaginar que esa señora, su esposa, estaría dispuesta…
- la máquina con la que la hacen tiene 120 años -agregó la esposa- entendiendo que algo andaba mal...
se había mostrado conocedor, lo que se dice conocedor

la historia de las neules, de los 120 años
en esa verdulería que no vende demasiado, que la fruta se va poniendo fea, a fuer de perder la frescura, en verano, mucho no se vende en esa verdulería, ella es buena, un poco miope, que disimula, y no tanto como para no notarlo, me parece que él era casado, después se enamoró de esta mujer, abandonó su familia y se fueron a vivir juntos, ella conserva su aire de aquel entonces, él la mira cometer errores con la máquina, al poner el precio, ella siente la censura de él, y lucha con el error haciéndolo aparecer como momentáneo, él mira todo lo que hace ella con la máquina, y calla, ella está siempre muy bien arreglada, de buen humor, pantalones ajustados, despacha, sólo si es muy necesario, o respondiendo a alguna señal de él, de lo contrario, aparece concentrada y atenta, dispuesta a cobrar, y a sonreir mientras confirma haber dado bien el vuelto. leyendo las notas viejas de unas revistas que usan para envolver los huevos, o mira sus uñas, el perro enorme negro, siempre duerme, o está tranquilo, no tienen prisa en ese negocio, no acomoda la fruta, ni toca los cajones, para eso está el hombre, y él tolera, y entonces han decidido tener un empleado, que tampoco mueve los cajones, (quién mueve los cajones?¿?...) ella es paciente con el mal humor de él cuando le señala algún error que ella involuntariamente, jamás con intención comete. La falta de compromiso con la tarea, la distracción no son para ella, ni remotamente faltas, ya que las ignora. No sabe que pudiera llegar a tener que ocuparse de alguna cosa más que la que con tanto interés hace. Todo el día pasan en la verdulería, contemplan y charlan y hablan con la gente, él repite la historia, y está dispuesto a iniciar otra, con los damascos, con las ciruelas, justo fui a dar con las neules…y ella
ella se sintió conmovida, no ya por la poesía/historia de las neules, de su esposo, a quién casi no escucha, sino por mi placer al nombrarlas, es decir se sintió conmovida por las neules, que yo tenía, y en mi relato de la muchacha catalana, que hablaba del suave aroma a limón….
Un cuentito de navidad,
la navidad tiene una poesía que desconocemos y el hartazgo conocido…