la paradoja en 1984
La historia de la humanidad muestra que hay dos clases de expertos: los que consideran que la destrucción física de sus oponentes constituye una solución aceptable del problema y no les preocupa lo que sus víctimas "realmente" piensan, y los que, movidos por una preocupación de tipo escatológico, digna de mejor causa, sí se interesan, y en alto grado por este aspecto.
Cabe suponer que los segundos se inclinan a denunciar una notable falta de espiritualidad en los primeros, pero esto no tiene mayor sentido. De cualquier manera, al segundo grupo le preocupa básicamente modificar la mente de un hombre y, sólo secundariamente, eliminarlo.
O'Brien, el torturador de la novela de Orwell, 1984, constituye una notable autoridad sobre el tema, cosa que explica a su víctima.
"... Por cada hereje que la Inquisición quemó en la hoguera, surgieron miles de otros. ¿A qué se debió ello?. A que la Inquisición mató abiertamente a sus enemigos, y los mató antes de que se arrepintieran, de hecho, los mató porque no se arrepintieron.
Los hombres morían porque se negaban a abandonar sus verdaderas creencias...Más tarde...
surgieron los nazis alemanes y los comunistas rusos...
Nosotros no cometemos errores de ese tipo. Los convertimos en verdaderos....Usted será aniquilado en el pasado tanto como en el futuro. Usted jamás habrá existido"
"Entonces, ¿por qué se molesta en torturarme?" pensó Winston.
O'Brien esbozó una leve sonrisa. "Usted es una mácula en el diseño, Winston, usted es una mancha que es necesario eliminar. ¿No acabo de decirle que somos distintos de los perseguidores del pasado? No nos contentamos con la obediencia negativa, ni siquiera con la sumisión más abyecta. Cuando usted se rinda finalmente a nosotros será por su propia voluntad. No destruimos al hereje porque se nos resista; mientras resiste jamás lo destruimos. Lo convertimos, nos apoderamos de su mente, lo remodelamos. Quemamos en él todo mal y toda ilusión; lo ganamos para nuestro bando, no en apariencia, sino genuinamente, de alma y corazón. Lo convertimos en uno de nosotros, antes de matarlo, Nos resulta intolerable que una idea errónea haya existido en alguna parte del mundo, por secreta e impotente que fuera".
Aquí, sin duda, nos encontramos con la paradoja de tipo "sé espontáneo", en su forma más cruda. Desde luego, al lector no le cabe duda alguna que O'Brien está loco, pero mientras que O'Brien no es más que un personaje ficticio, su locura es la de un Hitler, Himmler, Heydrich....
Cabe suponer que los segundos se inclinan a denunciar una notable falta de espiritualidad en los primeros, pero esto no tiene mayor sentido. De cualquier manera, al segundo grupo le preocupa básicamente modificar la mente de un hombre y, sólo secundariamente, eliminarlo.
O'Brien, el torturador de la novela de Orwell, 1984, constituye una notable autoridad sobre el tema, cosa que explica a su víctima.
"... Por cada hereje que la Inquisición quemó en la hoguera, surgieron miles de otros. ¿A qué se debió ello?. A que la Inquisición mató abiertamente a sus enemigos, y los mató antes de que se arrepintieran, de hecho, los mató porque no se arrepintieron.
Los hombres morían porque se negaban a abandonar sus verdaderas creencias...Más tarde...
surgieron los nazis alemanes y los comunistas rusos...
Nosotros no cometemos errores de ese tipo. Los convertimos en verdaderos....Usted será aniquilado en el pasado tanto como en el futuro. Usted jamás habrá existido"
"Entonces, ¿por qué se molesta en torturarme?" pensó Winston.
O'Brien esbozó una leve sonrisa. "Usted es una mácula en el diseño, Winston, usted es una mancha que es necesario eliminar. ¿No acabo de decirle que somos distintos de los perseguidores del pasado? No nos contentamos con la obediencia negativa, ni siquiera con la sumisión más abyecta. Cuando usted se rinda finalmente a nosotros será por su propia voluntad. No destruimos al hereje porque se nos resista; mientras resiste jamás lo destruimos. Lo convertimos, nos apoderamos de su mente, lo remodelamos. Quemamos en él todo mal y toda ilusión; lo ganamos para nuestro bando, no en apariencia, sino genuinamente, de alma y corazón. Lo convertimos en uno de nosotros, antes de matarlo, Nos resulta intolerable que una idea errónea haya existido en alguna parte del mundo, por secreta e impotente que fuera".
Aquí, sin duda, nos encontramos con la paradoja de tipo "sé espontáneo", en su forma más cruda. Desde luego, al lector no le cabe duda alguna que O'Brien está loco, pero mientras que O'Brien no es más que un personaje ficticio, su locura es la de un Hitler, Himmler, Heydrich....
Etiquetas: ciencia y arte
2 Comments:
Será que lo obtuso es la idea de "eliminar" sea cual fuere el objeto/ser/idea... aunque persista en nuestras fantasías.
Ahhhh, me permito recomendar "Eterno resplandor de ua mente sin recuerdos" más allá del protagonista masculino...
lalore, esto al final es una tarea sin fin, ahora TENGO que leer "Eterno resplandor...de..."
menos mal que tengo TIEMPO...!!!!
(El amigo Dolina dice que hay que elegir muy bien los libros, ya que no tenemos tiempo, para leerlos a todos...)pero viniendo de Ud. no será que lo pierdo, sino que le gano una partida.
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