París no se puede fotografiar

es una sensación, es mucho, es potente, es grandiosa, es imponente, es increíble, porque no lo podés creer, imagina la reja del vecino ubicada en este panorama...es infinito, siempre, desde donde lo mires, la vista no podrá abarcar lo que ves, no hay espacio interior, hay que hacerse espacio dentro de uno, entonces empiezan a desaparecer las pequeñeces, a fuer de hacerse lugar, escapa ese estúpido malestar en la pierna, justo aquí, ese malestar desaparece, la estupidez, se diluye, sólo hay que imaginar, cómo podré hacer para vivir aquí, el resto de mis días, y no, te dice ese mismo paisaje, que tu pretensión es infinita, semejante invasión de grandiosidad, inabarcable, insospechada, infinita, da miedo, susto, desesperación, qué antes, qué después, qué hago con esto, es un tobogán, hay que lanzarse, y buscar una referencia cercana, un ladrillito, quiero la pequeñez, amo la pequeñez, lo pequeño, lo grandioso, eso, lo pequeño y lo grandioso de ser.